Los Oscars
Se acabaron las incontables antesalas que sólo emocionaban a Steven Spielberg, por fin, llegaron los Oscars. Todos estábamos esperando ese derroche de lujo y espectáculo que tan bien saben conjugar los americanos, donde la oda al séptimo arte se convierte en el único propósito de toda la parafernalia que engloba a dicha celebración.
Seguro que habréis sido muchos los que, con la quiniela en mano, estuvisteis hasta horas intempestivas siendo partícipes en riguroso directo (y si la conexión a internet así lo permitía) de la gala más famosa del año, diciendo esa frase tan manida de: “Este años los galardones están cantados”. Y la verdad es que a esos pequeños Carlos Boyero de la vida no iban nada desencaminados, ya que la única categoría que aportaba un poco de riesgo al asunto fue la de “Mejor Película” donde Boyhood y Birdman partían como grandes favoritas.
Finalmente la gran ganadora de este duelo fue Birdman, que con su ácida crítica al aspecto más oscuro de Hollywood consiguió meterse en el bolsillo a los académicos, además de darle una renovada salud interpretativa a Michael Keaton (no sabemos cuál de las dos cosas es más difícil).
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Por lo demás fue una gala con pocas sorpresas, incluyendo al presentador, Neil Patrick Harris, quien no cumplió las expectativas y nos dejó con una gala entretenida, pero sin ninguna genialidad. Lo más destacable de la misma fue la actuación inicial, que unió música y humor para dar la entradilla a todos los premios.
Ahora nos queda esperar al próximo año para volver a sumergirnos en esta vorágine de premios y buenas películas. ¡A disfrutar del cine!