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¿Por qué se liga más con disfraces ridículos?

Carnaval, esa noche mágica en la que es más fácil ligar disfrazado Sputnik que de Maverick

Más de una historia y de dos, ya sean cercanas o vividas en carnes propias nos confirman que a ellas les pierden los chicos que se visten por lo pies… y de algo sumamente ridículo en carnaval.

Pero ¿cuáles son los motivos de esta atracción? ¿Qué hacer y qué no hacer para que esta fórmula de resultados ?

Vas guapo… pero das pereza

 Mal: Si un disfraz te siente demasiado bien y resultas demasiado sexy, quiere decir que te lo has tomado demasiado en serio… Y eso es muy freak, (pero no freak en el sentido positivo de la palabra, sino freak en plan mal:- “He hecho un estudio minucioso de disfraces favorecedores”) Síntoma de que, o tienes demasiado tiempo libre, o tienes la necesidad de ligar en el día en el que todos ligan ¿Y por qué necesitas currártelo tanto? La duda despierta incertidumbre. Da igual cuál sea la opción. A no ser que participes en el desfile de carnaval, o seas de una chirigota, has perdido todo el saxapil.

 

¡Eres ridículamente… sexy!

• Bien: Desprende personalidad y creatividad ¿Es simple y original? +1 punto ¿es casero? +100 puntos. Estas diciendo que eres un hombre de recursos, el MacGyver de las transformaciones.

 

 

 

La única noche en la que se justifica que le pidas Melody al DJ

 

• Bien: Este año la tendencia latente está en los disfraces de animales. Caballos, osos panda, cebras… Los felinos quedaron atrás, se llevan los cuadrúpedos y los mamíferos voluminosos. Es una intuición, pero los gorros con orejas, los estampados animal print y las telas de tacto suave tipo peluche nos desvelan que la cosa irá por aquí.

 

 

«¡Basta, no te voy a dejar mis orejas!»

Bien: Los elementos complementarios son la clave y cuanto más cantosos, ¡Mejor! Aunque, (regla no escrita) vale que ellas te los cojan prestados, pero nunca pruebes esta técnica a la inversa, suele sentarles mal, para ellas son complementos, ¡Y con eso no se juega!

 

 

 

• Bien: Disfrazarte de tus frikadas. Esta es una opción muy estrategia ya que llamarás la atención de tu público, la conversación fluirá sola, no hará falta que hables del tiempo… o de gatos.

¡No tendrás que esperar a la próxima feria del cómic!

• Mal: Si te pasas de increíble, caerás en el síndrome photocall. Todo el mundo querrá una instantánea contigo… ¡Una foto y ya! Serás la anécdota de la noche, saldrás en muchos tablones de Facebook y la gente te recordará como “el tío que iba de…” pero eres excesivamente anecdótico como para ligar, te has convertido en la mascota de su carnaval.

«No te voy a dar mi número… pero ¿te puedes hacer una foto conmigo?»

Esperamos que nuestros consejos te guíen ahora tienes semana y media para pensar.

La curiosa y sangrienta historia de los postes de las barberías

Este post se merece un capítulo de Cuarto Milenio…

La histórica insignia de las barberías; un poste móvil de color rojo, azul y blanco, conocido como “berber pole” está volviendo con fuerza. Como ya sabes lo retro-vintage está de moda, y este elemento que servía para localizar las barberías se está volviendo a utilizar por motivos de decoración… La verdad es que da un toque de personalidad al establecimiento.

El regreso de este antiguo símbolo, ha puesto al descubierto una curiosa y sanguinolenta historia sobre su procedencia. Si no la conoces… atento a lo que te contamos; un material susceptible de ser comentado por  Iker Jiménez.

A finales del siglo XIII los barberos tenían funciones muy dispares: era como el cajón de sastre de las profesiones; podías acudir a él con la intención de que te recortarse la barba o de que sacarse una muela, incluso en un momento anterior de la historia tenían la competencia de hacer “complejas operaciones” en las cuales abrían el cráneo para curar el dolor de cabeza (lo que viene siendo una trepanación), pero vamos a dejar el tema que esto se pasa de espeluznante, dejamos foto para que no te quede con la duda:

Los barberos eran lo que hoy sería un barbero-cirujano (no fue hasta 1745, cuando se produjo la separación de ambas profesiones).

Pues bien, una de las prácticas más demandas a estos polifacéticos profesionales, eran las llamadas sangrías (y no tiene nada que ver con vino y fruta picada). Era una práctica (bastante asquerosilla) que consistía en eliminar el “exceso de sangre” para “equilibrar los humores”. Ahora viene lo más espeluznante:

(¡Personas sensibles! dejad de leer)

(¡Morbosos!…  para vosotros continúa el relato)

El caso, es que el cliente introducía su brazo en agua caliente para dilatar sus venas. Después se agarraba con fuerza a un poste con un recipiente en la base (llamado sangradera) y el barbero hacia una incisión en una de las venas, para dejar caer el “exceso de sangre”. La sangre que emanaba del brazo (esta escena queda muy visual ¿verdad?) caía por el poste hasta llegar a dicho recipiente. Te mostramos el dibujo, y da gracias que en la época no había cámaras.

¿Cómo te quedas?

A causa de este servicio,  las barberías comenzaron  a utilizar como insignia el dibujo de una mano sangrante agarrando a la sangradera.Con el tiempo, por aquello de ser un poco más sutiles y minimalistas, el “esquemático dibujo” de la mano sangrante comenzó a sustituirse por algo menos explícito; un palo pintado de rojo (simbolizando la sangre cayendo por el poste), con vendas blancas atadas.

Después los franceses y los estadounidenses (muy patrióticos ellos) introdujeron el color azul haciendo homenaje a su bandera. Después de esto, el “barber pole” no te volverá a recordar a un bastón de caramelo navideño.

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